Desde el ejemplo de la privatización burda de lo público a la puesta en práctica de la empresa pura y dura, en una carrera larga por ir dispersando contratas y subcontratas hasta la atomización más rentable.
Así pues que vivan las subcontratas, con mordida incluida, sobrecargo y beneficio neto, mientras al personal “emprendedor”, a la fuerza ahorcan, se le deja el “pastel” con el que habrá que ir toreando los impuestos, los IVAS, las buenas y las malas según vengan y se presenten, descargando responsabilidades hasta el “penúltimo peón” con su pinche y todo, subcontratado a la enésima por si aún queda una migaja que llevarse al coleto.
Bien aprendido pues el sistema, subcontratando el chiringuito, la gran empresa, el servicio público insustituible y sagrado. . .justo hasta el instante que entra en almoneda de disgregación a la subasta por abajo, siempre dejando menos para repartir, siempre despiezando la presa hasta que se trabaje al límite del mínimo porcentaje, debajo de los peldaños, con unos márgenes ridículos, con el fracaso casi asegurado del empeño por salir de “la mierda” que ahoga y desanima, corrompe y desalienta hasta la desesperación más absoluta.
En tanto arriba no se pierde la calma y se aplica la excelente táctica de la subcontratación compulsiva, . . .para que no quede nada por subcontratar, para que luego venga el maestro armero a encontrar pruebas y cargos . . . inexistentes, o en cualquier caso al pie del escalafón, y a la postre nadie vaya a encargarse de los estropicios.
Respetando pues la jerarquía, escrupulosamente, hasta la insaciable codicia y voracidad de quienes saben muy bien a qué están jugando, para que el personal de a pie quede bien pringado y atrapado por la necesidad de sobrevivir con todas las desventajas por lograrlo.
Mientras los de arriba hacen cuentas y les salen redondas.
Mientras la subcontratación es un excelente método para quedarse con el contenido neto, el beneficio libre de pechos y purgas, que para los tontos pillados en desgracia y urgencia de sobrevivir será la carga y la comisión si sale o no sale, una vez que uno se haya dejado la piel, la vida, la dignidad en el empeño.
Torre del Mar 17 – enero – 2.014