Y veo dinero, mucho dinero, adinerados, muy adinerados, poseedores de ingentes cantidades de dinero, gente que no necesitan llevar dinero en el bolsillo porque disponen de crédito cuasi ilimitado, candidatos con las espaldas cubiertas de dinero, ganadores de dinero, millonarios de dinero y solo de dinero, tanto dinero, una barbaridad de dinero, poseedores del poder que creen que les va a dar el dinero, . . . buscando más dinero, después de todo . . . porque solo saben que es muy importante el dinero . . . para ellos y para sus campañas.
Abarrotados de dinero, los Trump de turno, los candidatos en general, buscando dinero, adinerados promotores, por dinero, en virtud del dinero, por la financiación imprescindible, porque si no hay dinero . . . ¡no hay nada que hacer!.
Para poder decir, prometer, planear y asegurar toda barbaridad jaleada, asumida . . . sobre el dinero que sustente más dinero, para ganar más dinero hasta el infinito, hasta la desigualdad más injusta.
Como para que resulte aupado un tipo del pelaje como Donald Trump, desde su inquina atesorada y barnizada de muchísimo dinero, a que pueda ir desgranando odio, racismo, xenofobia y de nuevo odio, mucho odio, tanto o más como el dinero que le permite a ese tipo “odiar en público” predicando odio . . .porque se lo permite el dinero que posee.
Para que dé miedo tanta luminaria adinerada , tanto granuja millonario, tanto impresentable desbordado de dinero que . . .¿todo lo puede?.
Desde el pináculo dorado, adorando los becerros de oro, organizando el mundo para uso y abuso de la clase dirigente, dueños del planeta, dañinos y perversos, ¡tan peligrosos!, instalada en la posesión compulsiva de ¡más dinero!, ¡guay!, ¡más y más dinero!. . . ¿Qué todo lo puede?.
Al servicio de “los amos del mundo” . . . que solo son capaces de amasar dinero y más dinero en virtud de su odio y falta de escrúpulos, sin moral ni humanidad que los identifique como . . .¿humanistas, humanos dignos de tal condición?. . . ellos que tanto saben condenar a los demás, sobrevolando su ostentosa peligrosidad que no se corta de emitir y contagiar su toxicidad . . . ¡inhumana!.
Torre del Mar diciembre – 2.015