Anoche resultó como una moraga en su punto álgido, quemando letrillas antiguas, de muy marcado acervo gitano y dejándose la piel a tiras porque su voz sufrida de aeropuertos, aires acondicionados y cambios de temperatura propios de una artista que acababa de aterrizar de Checoslovaquia, no se resintieron o al menos se notó poco.
Comenzó por cantes de Cádiz y luego tuvo buenas intenciones en soleá, con un bonito recorrido por sus variedades, cantó malagueñas con todas las capacidades que pudo y se dejó llevar hasta la extenuación en tangos, arrancó aplausos por fandangos y fue tomando las del Villadiego por un largo popurrí de bulerías. A su vera estuvo Curro de María que cada noche toca con más elegancia y corrección. Poniendo el compás y las palmas justas y acertadas estuvieron Marina Aranda y Juan Laiker.
fuente: Diario Sur.