«UN SINDIÓS»

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¡Puro disparate!. . . en contra de todos los avances que por la igualdad y el respeto mutuo hemos ido logrando, entre todas y todos, por una sociedad más justa, más humana, más igual.

                                               Sin capacidad para hacer más comentarios porque las arcadas ante tanta misoginia y empecinamiento en la mentalidad más retrógrada, más mezquina, solo es capaz de escandalizarme e indignarme.

 

                                               La pasada Nochebuena el Rey Felipe VI comentó que el palacio desde el que emitía su discurso institucional era “de todos nosotros”. Y yo no lo creo. Y yo solo creo que la desigualdad rampante es un cáncer imparable e insoportable. Porque, o ¿no se ha enterado?, que la “propiedad privada” es ¡sagrada!, y que el patrimonio a unos pocos, a un porcentaje mínimo les crece y crece y multiplica . . . y a la inmensa mayoría . . . “sus salones” decrecen y decrecen, reduciéndose a la mitad de la mitad. . . como para no poder llegar a mediados de mes, hundidos en la desesperanza.

                                               Y ya no valen los discursos “conciliadores” en nombre de una “unidad plural”, valiente oxímeron, para que solo prime la “estabilidad sagrada” que asegure lo que da pingües beneficios al 10% y deje a su suerte al resto, por la sacrosanta “desigualdad” que nos vaya aniquilando poco a poco.

                                              

                                               “La guerra siria se alarga de forma insoportable. Más de doscientas cincuenta mil muertos y cuatro millones de exiliados”.

           

                                               Y la Europa del siglo XXI desentendiéndose de la catástrofe humanitaria. Tras la revolución comunista, cerca de 800.000 rusos huyeron de su patria hacia el resto de Europa, buscando refugio y encontrándolo, reiniciando su vida de una u otra manera en los países que les habían acogido.

 

                                               Llevamos celebrando las navidades regalando a los niños de familias pudientes “tiendas enteras” de juguetes, en nombre de los Olentxeros, los Papás Noeles, y ahora . . . los Reyes Magos . . . que llegarán de Oriente, ¿de Oriente?, y uno se pregunta si podrán pasar al mundo ¿occidental y civilizado? sin encontrar obstáculos a sus intenciones.

                                               Mientras nuestros niños ricos no disfrutan, ansiosos, de tanta variedad de juguetes a su alcance, en tanto, por otra parte, muchos niños, demasiados niños habrán de conformarse con . . .un juguete de caridad sin haberse enterado de las lágrimas de sus padres por disponer de tan poco, por no poder disponer, siquiera, de papel, sobre y sello para haber enviado la carta a . . . ¿Papá Noel, Reyes Magos?. . .

                                               Las monjas de antes decían que los Reyes Magos no acudían a los barrios pobres para no mancharse de barro, polvo, suciedad y . . . pobreza . . . sus trajes reales de armiño.

 

                                               Vamos ¡un sindiós!

 

                                                           Logroño   diciembre – 2.015