El 19 de diciembre de 2000, el corazón de Carlos Cano estalló. En ese momento, el artista comenzó a latir en el recuerdo de sus amigos. Entre ellos, el cardiólogo Diego de los Santos, que con el tiempo escribiría el libro 'Carlos Cano. A la luz de su cantares'.
"Conectamos de forma directa", recuerda. Corría el año 1975 cuando ambos se conocieron en el teatro Lope de Vega de Sevilla. "Ambos amábamos la poesía de Lorca", confiesa el galeno. Hoy, diez años después, recuerda al cantautor granadino con la sonrisa del que gozó de su amistad.
La repentina muerte de Enrique Morente, amigo que ambos compartían, se hace ineludible en la conversación. "Recuerdo al cantaor ante el féretro de Carlos, iba entre el público, sin llamar la atención. Lo agarré del brazo y lo llevé ante el artista. Me abrazó y me dijo, se nos ha roto el alambre de todo lo que nos sostenía: dignidad, creatividad, esfuerzo…", recuerda De los Santos.
La despedida se repetiría diez años más tarde. Carlos Cano quiso estar en la despedida del cantaor granadino y lo hizo a través de los labios de Estrella, la hija de Morente. Con la voz desgarrada, ante el cuerpo del artista sonó 'Habanera imposible', composición de Cano. El círculo se cerraba, Carlos decía así adiós a su amigo Enrique.
Carlos y la política
"Vale, tienes razón. A partir de ahora te vamos a apoyar… de Despeñaperros para arriba"
En el diálogo, frente a los sevillanos jardines de Murillo, taza de manzanila en mano y algún que otro cigarrillo, salen más nombres. Entre ellos, el de Alfonso Guerra. "El poder lo persiguió, hasta el punto de que Carlos llegó a encabezar una lista negra. Ambos tuvimos conocimiento de ésta por el alcalde de Écija, del Partido Andalucista, que la recibió por error", recapitula el médico.
"Carlos concertó una cita con el vicepresidente Guerra y éste admitió los hechos: 'Vale, tienes razón. A partir de ahora te vamos a apoyar… de Despeñaperros para arriba, pero para abajo no", sentenció. "Lo que fue fantástico para Carlos, que triunfó en Bilbao, en Madrid y en toda España; en Andalucía no necesitaba apoyos, aquí ya era grande", menciona entre sonrisas.
Su ideología le granjeó la enemistad con las altas esferas del socialismo. Cano respondería: "Me han dicho que has puesto en Madrid / un despacho de mucho postín / ¡Colócanos! ¡Colócanos! ¡Ay por tu madre colócanos! / ¡Ay! Felipe de la OTAN cataflota verigües / … llegará a ser un gran torero como Velázquez y Gregory Peck". "Carlos era el antipoder, era rebelde", sentencia.
Los coqueteos con la política de Cano llegaron con el Partido Andalucista (PA). Tanto es así que el artista cedió la 'Verde, blanca y verde' para convertirla en el himno del andalucismo. "El partido le regaló un dinar de oro de la época califal", recuerda De los Santos.
Pero la rebeldía de Cano llegaría hasta el punto de negarse a cantar 'La verde y blanca'. "En un mitin del PA, con el público en pie, -recuerda De los Santos- Carlos dijo no. 'Ya no hace falta que la cante ya está instalada en los despachos de la Junta', espetó el artista".
Carlos, el artista
"El poeta triunfa después de la muerte, pero él destacó antes, quizás ayudó el aneurisma de 1995"
El artista de sus primeros conciertos poco tuvo que ver con los del final de su carrera. "Carlos vomitaba antes de cantar. Se ponía descompuesto. Era la antiestrella. Se desentrañaba. Era tímido hasta que cantaba", rememora De los Santos.
"La tragedia ayudó a proyectar a Carlos", confiesa el galeno. "Se dice que el poeta triunfa después de la muerte, pero él destacó antes, quizás ayudó el aneurisma de 1995". "Sevilla siempre le costó, fue su asignatura pendiente, pero tras su primera operación, el teatro Maestranza se rindió a sus pies", asegura De los Santos.
Entre los múltiples giros de la conversación aparece Amalia Rodrigues, conocida en Portugal como la 'Reina del fado'. Diego de los Santos recuerda cómo conoció a la cantante en Estoril, durante un concierto. "Me salí para llamar a Carlos. Le dije: es obligatorio que te vengas a Lisboa a conocer a esta mujer. Meses después, atendiendo a mi petición, Carlos se encontró con Amalia y de ahí salió 'María la portuguesa'. La síntesis entre el fado y la copla. Un fado que Carlos quiso llamar 'Amalia la portuguesa", asegura el escritor.
Carlos y su corazón
"Aquello fue un drama", lamenta Diego de los Santos, amigo y jefe de sección del departamento de cirugía de urgencia del hospital Virgen del Rocío. Fue un solo día. "Tuve conocimiento de la afección de Carlos y corrí rápido a Granada", rememora. "Sabedor de los problemas cardiacos que heredó de su madre, pedí al manager de Cano que alquilase una avioneta y trajese desde Madrid a Ramiro Rivera, cirujano cardiovascular".
"Dijeron que el traslado fue un capricho, algo que no perdonaré"
"Las cosas estaban claras, en el Mount Sinai de Nueva York la mortalidad para esa intervención era del 16%; en Madrid, del 40%; y en Granada, del 95%", asegura el médico. "El aneurisma no estaba roto luego se podía viajar. Organicé el traslado, busqué a un cirujano que acompañase a Carlos y llegó a Nueva York".
La decisión fue polémica. "El hospital de Granada organizó una rueda de prensa que apareció en Canal Sur. Dijeron que el traslado fue un capricho, algo que no perdonaré. Me indigné. Pero, como la intervención salió bien, todo se olvidó", lamenta el galeno.
En Nueva York recomendaron al artista que se cuidase, "pero Carlos no tenía salida. Estallaría la arteria aorta. Como así ocurrió, afortunadamente, él no se enteró de nada", recuerda.
La necropsia a la que fue sometido el cantante reveló una "disección de aorta ascendente con hematoma intramural de la raíz de la aorta, compromiso de la válvula aórtica y rotura intrapericárdica de la aorta que ha ocasionado hemorragia intrapericárdica de 750 cc. con taponamiento cardiaco agudo".
Fuente: Diario El Mundo