Como para volvernos locos o como para abrazar la fe y que fuera lo que fuera a ser. Porque lo que es indigerible es lo que no hay manera de explicarlo, salvo para tratar de entender lo infumable.
Resulta que la fiscalía general ha constatado y ha acusado al PP, al partido delgobierno de nuestro país, de haber consentido y haber utilizado la financiación irregular, procedente precisamente de esa trama, la Gürtell, encabezada por un tal Francisco Correa, el mismo que confesaba que acudía a la sede nacional del PP como si fuera su casa, la misma sede en la que pasaba más horas que en su propio hogar. ¡Qué cosas!
Como para que un tal Pablo Casado, vocero principal del PP, entusiasta y animador del cotarro, defensor acérrimo del cortijo que le da de comer, ha dicho lo que hemos oído, lección dictada desde el santa santórum del Partido Popular, mantra a repetir, como para incidir en la idea suprema, cuando se insiste en que «los malos» eran los pillos pillados, valga la redundancia, y no el «evanescente» PP, tal vez «uno y trino», como para que sólo ellos paguen, dejado en el limbo de la inocencia absoluta al buen PP, y tan etéreo como sujeto reo de toda absolución per se.
Para salir de rositas, con tanto efecto como el del «rayo de luz capaz de atravesar el cristal sin tocarlo, sin mancharlo», como cuando se habla de la corrupción que sólo salpicaba a los «caídos en desgracia», por «descuideros, fulleros, trileros, hampones de guante blanco …», todos ellos y ellas muy afines del PP, tan intocable, tan inacesible a toda mancha que desluzca su pureza alejada de toda culpa, según la versión de los voceros del PP, entre los que destaca el señalado Pablo Casado, habiendo arbitrado ya la versión «correcta» de los hechos. Los corruptos eran individuos «malotes», que no tenían nada que ver con el PP, aunque fueran «pata negra» del PP, víctima de tanta indecencia, porque el PP es inocente a «carta cabal». ¡Faltaría más!, y dios «uno y trino».
Y una más, otro trágala indigerible, tal como la intención señalada por el gobierno de Rajoy, a través de la aplicación del artículo 155, de intervenir en la TV3 catalana para «asegurar una información «veraz, objetiva, equilibrada y respetuosa con la diversidad informativa», ¡toma ya!, habiendo provocado la respuesta por escrito del Consejo de redacción de Radio y Televisión españolas para «extrañarse» de esa noble intención cuando resulta que ese mismo gobierno, el del PP, tiene abandonadica a su propia radio y televisión, ¡mecachis! … como para creerse lo del «dios unigénito, uno y trino!…. en manos de una información sesgada, bajo el más benévolo de los comentarios
Texto: ANTONIO GARCÍA GÓMEZ
