XIX FESTIVAL DE LA LUNA FLAMENCA VILLA DE GUARO

El sábado 23 de julio, la gala dedicada a los “Artistas consagrados” tuvo lugar en el moderno Auditorio de la Luna Mora, en cuyo escenario actuaron los cantaores y las cantaoras: El Cabrero, Argentina, Virginia Gámez y Luis Perdiguero. Los guitarristas fueron Rafael Rodríguez, Eugenio Iglesias, Paco Iglesias, Antonio Higuero y Curro de María. En tanto que en el baile actuó Sergio Aranda.
 
A pesar de la crisis, la masiva asistencia de público ha sido consecuencia del atractivo y equilibrado cartel que este año ofrecía la Peña Flamenca “El Almendro”, organizadora del Festival junto al Ayuntamiento que se encarga de su patrocinio con la ayuda de la Diputación de Málaga y la Junta de Andalucía. Llevamos mucho tiempo asistiendo a este evento y año tras año constatamos la férrea afición de las gentes del pueblo y de las llegadas de fuera, que no son pocas toda vez que la organización cuida mucho el protocolo y atiende bien a sus invitados. Es decir, que el público aguantó las cuatro horas largas de espectáculo escuchando en silencio y con respeto cada una de las propuestas flamencas que hasta allí llegaron para componer un variado cartel que colmó las sensibilidades de los asistentes. Todo se mostró, pues,  propiciatorio para una noche de flamenco muy interesante a priori; aunque luego tuvo de todo pues dispares eran las voces y las formas flamencas que se dieron cita sobre el nuevo escenario de este festival veraniego, que sirve de antesala a otros eventos que también tendrán el nuevo auditorio como espacio escénico, cuyo broche de oro será el  Festival de la Luna Mora en el mes de septiembre, que tendrá entre otros invitados al cantaor de moda Miguel Poveda y al no menos famoso el cantante malagueño Pablo Alborán. Antes, los días 6 y 19 de agosto, el espectáculo “Se llama copla” y la bailaora Susana Lupiáñez “La Lupi”, que presenta su nuevo montaje “Yo conmigo misma”, llenarán las agradables noches serranas de música andaluza y baile flamenco.
 

 

Luís Perdiguero y Antonio Higuero
Luis Perdiguero, nacido en Málaga en 1979, aunque residente en Antequera desde hace muchos años, hunde sus raíces cantaoras en Jerez, ya que es familia de los Paulera, siendo a la vez bisnieto de Tía Anica “La Piriñaca”. Si bien empezó en el mundo del cante flamenco a los 5 años en el festival flamenco de Ronda, junto a Camarón, Chano Lobato, Juanito Villar, Juana la del Revuelo y Fernanda y Bernarda entre otros, es a partir de los 17 años cuando se plantea dedicarse de forma profesional al cante flamenco. Desde entonces ha ido construyendo una carrera que le ha llevado a grabar dos discos: “Vente tú conmigo”, estrenado en 2007, y “Poeta sin tiempo”, con poemas del antequerano José Antonio Muñoz Rojas (ya fallecido), que sale al mercado en el mes de septiembre. Amén de sus muchas actuaciones en peñas flamencas y festivales cual fue el caso de su triunfo en “La Caracolá de Lebrija” en homenaje a Curro Malena.
 
Con la guitarra jerezana de Antonio Higuero, cantó bulerías por soleá, seguiriyas, tientos y tangos, fandangos y bulerías para componer una actuación redonda y llena de detalles flamencos –cómo cantó por seguiriyas recordando a La Piriñaca- que calentaron la noche y arrancaron más de un olé apasionado por parte de la afición. Luís Perdiguero tiene una expresión que comunica y enaltece su natural juventud. Su concepto clásico del cante lo hace ser distinto dentro de esta nueva generación de cantaores, en general tendentes más a otras formas modernizadas que casi siempre quedan en nada.
 

 

Virginia Gámez y Curro de María
Virginia Gámez tiene una esplendente voz que ha aprendido a manejar con soltura y técnica a la par que le imprime un gusto y un marchamo personal impropios en una cantaora tan joven. Hoy, ha de ser considerada como una cantaora larga, que se lleva bien con el compás, que maneja el escenario desde que sube la escalerilla, que arriesga y se arrima al cante cuando hay que jugársela. Y que, con una profesionalidad a prueba de contratiempos, sabe cuál es su sitio en cada momento y lo defiende con uñas y dientes. Virginia Gámez viene a resumir la larga tradición de grandes cantaoras que Málaga ha dado a la Historia del Flamenco, pues en ella se unen las líneas estéticas que vienen desde Paca Aguilera hasta la Repompa de Málaga. Y, además, es una de las grandes voces flamencas del momento que estamos viviendo.
 
Virginia Gámez salió en compañía de Curro de María, en la guitarra, y Sara Carnero y David Galiano en las palmas. Comenzó cantando por tonás que remató por seguiriyas con su voz sola, llenando el escenario, plantando cara al toro del cante, entregada desde el primer quejío, gustándose y gustando. Esta manera de iniciar su actuación era novedosa para este crítico, como también la salida por bamberas. Algo que nos parece acertado, por cuanto el artista debe estar en permanente renovación para sorprender siempre y no caer en la rutina y aburrir al personal. Los cantes de Málaga son su fuerte y los conoce, se siente cómoda en ellos y son muy apropiados para su voz de azúcar: un cante por malagueña con remate abandolao sirvieron para reivindicar la grandeza de estos cantes, que no todos dominan con la maestría de la joven cantaora malagueña. Lo cual no es óbice para que encarara las cantiñas de Cádiz y Córdoba con pasión y ritmo, con el aire natural que precisan estos cantes. En las bulerías, sin embargo, se inclinó más por el cuplé –tan de moda ahora- en un permanente guiño a las grandes señoras de esta música tan íntimamente ayuntada al cante flamenco. Los fandangos fueron la guinda para endulzar una buena actuación que dejó con ganas al respetable.
 

 

Sergio Aranda, Francisco Vinuesa y Raúl Vicente
Sergio Aranda nació en Málaga en 1988, en el seno de una familia flamenca, que le ayuda potenciar su fuerte inquietud hacia el mundo del baile flamenco. Sus primeras enseñanzas las recibe de Luci Montes. Ampliando en estos primeros años su formación en el Conservatorio Profesional de Danza de Málaga. Su debut profesional lo realizó en el cuadro flamenco "Jara", en el tablao “Venta Luciano” de Almuñécar (Granada,)  dónde el bailaor Juan Andrés Maya se interesa por el arte de Sergio y lo muestra en uno de los tablaos más importantes de la geografía malagueña como fue el "Rincón de Chinitas" (Marbella). Allí comparte escenario con maestros de la talla de Rafaela "La Repompa", "El Primitivo", Estela Arauzo (primera bailarina de Antonio Gades), Carmen "La Talegona", Raquel Heredia "La Repompilla", Vanesa "La India" y el propio Juan Andrés Maya. En 2005, con tan solo 17 años, forma parte del espectáculo inaugural "Málaga," de la primera edición de la bienal "Málaga en Flamenco" estrenado en el Teatro Cervantes de Málaga y representado en los teatros Maestranza de Sevilla, Villamarta de Jerez, Gran Teatro de Córdoba, Manuel de Falla de Granada, Gran Teatro de Huelva, Vicente Espinel de Ronda, etc. Como consecuencia de la segunda y última edición de “Málaga en Flamenco”, surgió el espectáculo “Biznaga”, que llevó al bailaor a las tablas de los teatros Skirball de Nueva York y Sadlers Wells de Londres. Luego, tras su consagración y reconocimiento, estuvo en el Festival Nou Barris de Barcelona, Cumbre Flamenca de Madrid, Festival Word Music Shanghái 2008 junto al guitarrista Daniel Casares, Festival Suma Flamenca de la Comunidad de Madrid en el Teatro Albéniz junto a María Juncal y Belén López, Teatro Nacional de Argel en la primera edición del Festival Flamenco “Pa Tós” de Gomaespuma celebrada en el país africano, Festival Flamenco Ciudad de Málaga en Homenaje a La Trini “140 años por Malagueñas”, el espectáculo "Málaga baila, Sevilla canta" junto a la sevillana Isabel Fayos, y “Pasito a paso”, un espectáculo propio que se estrenó en el “Teatro Cánovas” de Málaga. Y así hasta ahora que reside en Madrid, donde ha actuado en Casa Patas de Madrid. Constatamos asimismo su trabajo en el tablao “El Cordobés” de Barcelona, y por supuesto en su tierra, donde actúa con cierta frecuencia.
 
Con ese intenso currículo profesional se presentó en Guaro, acompañado por el cante de Amparo Heredia y Gabriel de la Tomasa, las guitarras de Raúl Vicente y Francisco Vinuesa y la percusión de Miguel “El Nene”, para ofrecer una brillante actuación que comenzó por alegrías y remató con una larga serie por bulerías, demostrando una condiciones técnicas envidiables y una colocación en el escenario de gran belleza estética. Su apasionada juventud y su entrega hicieron el resto, consiguiendo así que el público interrumpiera su actuación con sonoros aplausos en más de un momento.
 

 

Argentina y Eugenio Iglesias
Argentina María López Tristancho, “Argentina”,tiene un eco propio de resonancias clásicas. Además de su metal poderoso, Argentina cuenta con una fuerte presencia escénica –qué guapa iba vestida y qué bien “peiná”-. Admira y venera a los grandes (Pastora, Tomás, Mairena, Vallejo, Fernanda…), pero se mira en un espejo mucho más cercano y no menos grandecomo Carmen Linares ("Me encantaría ser una señora del cante y tener la elegancia que tiene ella"). Pese a su juventud, posee conocimientos y experiencia en los escenarios. Argentina tiene una voz colorista, joven y expresiva, versátil, que se mueve con soltura por los cantes que domina, para llenarlos de contenido flamenco con su poderosa garganta, Todo esto, no ha hecho sino reafirmar mi opinión de que estamos ante una artista que ya es primera figura del cante.
 
En compañía de Eugenio y Paco Iglesias, al toque, Bobote y Torombo, en las palmas y el compás, y José Carrasco, en la percusión, se arrancó por tientos y tangos, rindió homenaje a la tierra con una malagueña de Chacón y otra al estilo de La Peñaranda, que la interpretó siguiendo a La Niña de los Peines, encaró con valentía una larga serie por soleá, recordó a Tomás Pavón por seguiriyas, se fue a Cádiz para demostrar su ajustado compás, que certificó por bulerías; y, finalmente, se refugió en los cantes de su tierra con ese dejillo tan inconfundible que da carta de naturaleza a los fandangos de Huelva. El público quería más, pero ella, con buen criterio, decidió retirarse y dejar en los corazones el encanto de su envolvente y prodigiosa voz. Era la primera vez que venía a Guaro y se le recordará por mucho tiempo.
 

 

El Cabrero y Rafael Rodríguez
El Cabrero es la historia de la Andalucía profunda, por eso en los pueblos –y fuera de ellos- tiene una legión de seguidores que no lo dejan abandonar los escenarios. Él se encuentra en su elemento rodeado de su gente, que lo admira y lo idolatra. Canta lo que quiere y como quiere. Es un fenómeno de masas, no sé si premeditadamente diseñado, cuyo valor social está por encima de sus valores como cantaor. Que no es que no los tenga, pero su estética formal se impone a su concepto del cante flamenco, de formas clásicas aunque no siempre pero siempre dicho con honradez. Y eso el respetable lo aprecia.Con la guitarra del gran Rafael Rodríguez, empezó cantando temas de su último disco; y sin solución de continuidad se enfrentó a los cantes por soleá demostrando un amplio conocimiento que mejora con su apropiada voz “afillá”. Luego, los primeros fandangos artísticos. Después nos cantó la canción “Si se calla el cantor” –qué fijación tiene este hombre por la música sudamericana-. Y por fin, su “fandangos alosneros”, con sus letras subversivas que dicen verdades como puños y que llegaron al corazón de los allí presentes, porque si siempre han sido oportunas, ahora son más necesarias que nunca.
 
Fuente: Paco Vargas.