Cuando ya se sabía, cuando se lo avisaba Joaquín Almunia, y el señor Juncker se hacía el desentendido, o el incompetente. . .y ¿a qué me suenan esas poses?.
Primero uno “deja hacer” y cuando estalla la pus se “da por no enterado”. . . y que siga la riola.
Y ahora ¿qué hacemos?:
“Parodiando al inefable Claude Rains, cuando en la película Casablanca exclama indignado “¡aquí se juega!” y, acto seguido, el crupier se le acerca por detrás y le dice: “Tenga, capitán, sus ganancias”.
Pues por eso. Entre lío y lío, indignados y acorralados, hartos y rabiosos contra tanta desfachatez, con tantas empresas poderosísimas aliviando sus cargas fiscales, pagando un 1%, simplemente por “encamarse” en la Luxemburgo, con Juncker de primer ministro, ahora mismo flamante presidente de la Comunidad Europea, cuando trabajaba por “vaciar de impuestos las arcas de sus socios europeos”, ahora dice que va a “liderar un proceso de armonización fiscal que impida aquellas prácticas”, como para que nos lo creamos, como hacen por aquí, en España, los responsables políticos cuando “se comprometen a regenerarlo todo a partir de . . . bueno, lo dejaremos para mañana”.
Y ahora es nuestro presidente, el señor Juncker, cuando ya sabíamos y ellos también. . . que había sido responsable principal de que Luxemburgo fuera un infame paraíso fiscal, tan a mano.
Y ya solo nos queda preguntar:
“¿A cuánto asciende lo dejado de ingresar?
¿Cuántos profesores y médicos se podían haber financiado con lo evadido?”
Y ahora ¿qué hacemos?
Y tenemos presidente Juncker para largo, por cómplice en el mantenimiento de la existencia del paraíso fiscal luxemburgués, o por incompetente ¿doloso, culposo?. . .
Torre del Mar noviembre – 2.014