Con la eliminación de los ciclos, la instalación definitiva de la religión, escamoteada lo que se pueda, a la baja o al alza, en el horario. Con la desaparición de “Cono” con el desglose en Sociales y en Naturales, ¡vaya como antaño!, con la aplicación entusiasta de las nuevas tecnologías, incluso con una nueva asignatura que debe llamarse “Informática” o algo así, sin libros, con libros, con Ciudadanía en algunas autonomías, sin rastro de la educación para ser ciudadanía cívica, en fin. . . ¡un lío!, o eso dicen. Con el profesorado en un rapto de ataque de nervios. Rellenando proyectos curriculares, programaciones de aula, papeleo, muchísimo papeleo, montañas de papeleo . . . en soporte informático, ¡naturalmente! . . .
Sin capacidad de resumir el objetivo principal de la “educación primaria”, puesto el objetivo, valga la redundancia, en el menudeo de muy pocos fines con qué trabajar.
Desde el primero de todos ellos que pudiera ser el iniciar la labor docente en la creencia de que “hay que descubrir” esas capacidades. . . que todos y todas, absolutamente, poseen y que, en consecuencia, el gran objetivo sería ayudar a qué cada quién fuera capaz de descubrirse esas potencialidades.
Dentro de unos parámetros ineludibles y básicos que habrá que ir desarrollando desde el ejemplo, la estimulación, el contagio positivo . . .de unos valores que dan sentido a esa autoestima que debería ser el gran logro a perseguir: una autoestima individual, singular y reconocida.
Y esos valores, recuerdo yo, que guiaban mi trabajo y el de mis muchachos/as . . . porque no eran susceptibles solo de ser aprendidos, retenidos por la memoria, evaluados tras uno o muchos exámenes. . . sino simplemente vividos.
Tales como el INTERÉS, la curiosidad innata, el fomento por descubrir, por reconocerse en ese afán de saber un poco más cada día , porque SÍ son capaces. . .
Tales como el ESFUERZO, para aprender a no rendirse, para llegar a creer que es más importante LEVANTAR que solo CAERSE.
Tales como el RESPETO hacia los demás, hacia el otro, hacia el distinto, para poder llegar a convivir en paz, armonía y creatividad. Porque es mucho más enriquecedor respetar que agredir.
Tales como la RESPONSABILIDAD, para ser capaces de reconocerse a uno mismo aceptando el error, la falta, la culpa, porque es la única manera de no volver a cometer los errores.
Y sin embargo los tiros van como casi siempre por otros derroteros, más “contables”, más alejados de la realidad, de la cimentación básica desde donde debe brotar el conocimiento y la trayectoria integral de cada niño, de cada niña.
Porque el resto vendrá de corrido, y no se necesitarán emplear cursos y cursos y más cursos en desbrozar el conocimiento, por ejemplo, ¿del pronombre?, cuando es tan fácil comprender su significado y su función, que solo se puede lamentar . . . después de ”haber perdido tanto tiempo”.
Y entretanto “perorando” en el desierto del vacío magistral sobre la importancia de la lectura que “casi nadie se cree”.
Y de paso, en nuestro país, dos librerías que cierran cada día, de las 5.000 que apenas subsisten sin que nadie lo lamente mucho.
Y un nuevo curso echando a andar , con sus triunfadores y sus fracasados en el balance final. ¡Lástima!
Torre del Mar septiembre – 2.015